lunes, 7 de septiembre de 2009

La utopía de una red por el bien común

Tras los comicios presidenciales que permitieron la reelección de Mahmoud Ahmadinejad en Irán, las denuncias de fraude desataron violentas manifestaciones en el país. La prohibición del Gobierno iraní de informar lo que sucedía hizo que las redes sociales Facebook, Twitter, blogs y Youtube se transformaran en la fuente de información de todo el mundo. Los medios de comunicación recogieron ese testimonio como válido. Pero el anonimato y el poco control de estas nuevas fuentes pueden provocar errores de interpretación (intecionales o no) muy graves.




En su libro “El poder de las redes”(1), el economista y tecnólogo español, David de Ugarte, reconoce en la creación de las redes sociales el gran paso para el intercambio de la información. A partir de ahora, según de Ugarte, Internet se tranformará en una red distributiva donde los ciberturbas (usuarios) intercambiaran datos y producirán en base a los que otros brinden.
“Un nuevo sistema mediático que por su misma arquitectura asegura de modo más robusto el acceso a la información”, define el tecnólogo.

¿Pero realmente se puede mirar este nuevo proceso desde los ojos de la ingeniudad? Si las redes sociales se transforman en el nuevo contenedor de la opinión pública, ¿no podemos pensar que existirá la manipulación o al menos el intento de manipular?

En el caso iraní, los medios recogieron información de los “ciberturbas” por medio de videos, fotos y testimonios. El más renombrado fue el video que muestra a una joven iraní que murió de un disparo. Sin embargo, los medios no publicaron nada sobre la ingerencia de la CIA y el Gobierno de EEUU en las manifestaciones que dieron lugar a los enfrentamientos fatales.

Thierry Meyssan, de la organización Voltaire, denuncia en su artículo “La CIA y el laboratorio iraní” la manipulación que se dió en aquel momento: “simultáneamente (..) la CIA moviliza a los militantes anti iraníes en Estados Unidos y el Reino Unido para añadir al desorden. Se ha distribuido una “Guía práctica de la revolución en Irán”, que incluye varios consejos prácticos, entre ellos: Ajustar las cuentas Twitter sobre la zona horaria de Teherán, centralizar los mensajes en las cuentas Twitter@stopAhmadi, iranelection y gr88 y no atacar los sitios oficiales de Internet del Estado iraní. «Dejen hacer al ejército» de EEUU para eso (sic)”.

Contrariamente a lo enunciado por de Ugarte, Meyssan mira lo hechos desde otro plano. En su artículo comenta como los activistas iraníes que quieren derrocar al presidente Mahmoud Ahmadinejad fueron aleccionados en temas de redes sociales. Todos borraron su identidad y enviaron mensajes por twitter alertando o proclamando la manifestación. Este testimonio coincide con la reflexión de David Karvala, que en su artículo “Preguntas sobre Irán”, reflexiona: “¿Es una revolución Twitter? No. Muchos comentaristas enfatizan el elemento tecnológico de las movilizaciones, hablando de movilizaciones por medio de Twitter, Facebook, YouTube, etc."
"Activistas de izquierda dentro de Oriente Medio -continúa Karvala-, que tienen experiencia de su realidad social, como el blogger egipcio Arabawy, rechazan esta visión. (…) sólo una minoría —especialmente la parte más acomodada— en estos países tiene acceso a Internet". Sin embargo, el periodista reconoce que "rechazar los argumentos de los tecnómanos no debe llevarnos al otro extremo e ignorar la posible importancia de estas herramientas. Las manifestaciones masivas en Irán no pueden convocarse por Internet, es cierto, pero la participación en las protestas de algunos activistas que tienen móviles o cámaras digitales y acceso a Internet, etc., puede contribuir a la difusión de la información acerca de estas protestas, dentro de Irán y sobre todo en el exterior".

David de Ugarte, pensará que su teoría se completa con este último pensamiento. Lo que no se pregunta es cuántos en el mundo tienen acceso a la información que circula en la web: según cifras de Internet World Stats sólo el 24,7 por ciento de la población mundial tiene acceso a la web. En un mundo donde la gran parte del planeta sufre de hambre, resta que los medios recojan la información y la transmitan. Teniendo en cuenta que en 2008 el Gobierno de EEUU incluyó dinero en el presupuesto para financiar “a programadores de software para desarrollar programas que desarticularan firewalls de Internet establecidos por el gobierno de Irán,” y en un programa a fin de “proveer instrumentos contra la censura y servicios para el progreso de la libertad de información en sociedades cerradas”, la manipulación solo se hace utopía en los textos de de Ugarte.
¿No es raro que existan tantos ciberturbas en las manifestaciones de Irán y no en las del pueblo palestino contra el genocidio Israelí, por ejemplo? También es raro que los medios no hayan encontrado a Robert Fisk, que lejos de ser un ciberturba (trabaja en la La Jornada / The Independent de Inglaterra), en su artículo “Peligrosa fusión de fantasía y realidad en Irán” relata una visión distinta de las manifestaciones en Irán.

“La blogsfera, ese nuevo medio de comunicación distribuida, es el autor y el origen de todas estas movilizaciones de los últimos años”, define de Ugarte, quien agrega que un blog no puede modificar la agenda pública, sino una comunidad en su totalidad de bloggers.

Habría que analizar primero quien opera detrás de estos anónimos medios de comunicación y de donde se recoge la información. Al menos, en el caso iraní existen voces que hasta hoy no tienen la misma difusión.


(1) http://www.deugarte.com/manual-ilustrado-para-ciberactivistas

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